Sabina de la Cruzek editatua, Mario Hernández-en lankidetzarekin.
Gutenberg Galaxia, Bartzelona, ​​2013.
Lehen edizio biguna: 2016.

La vida de Blas de Otero (1916 – 1979) atraviesa los grandes acontecimientos de su siglo: la Primera Guerra Mundial, que enriquece a la burguesía bilbaína, en cuyo seno el poeta había nacido; la guerra civil española, de soldado en uno y otro bando antes y después de la caída de Bilbao y del gobierno autónomo vasco en 1937; la Segunda Guerra Mundial, que incide en la posguerra española y consolida a su fin la dictadura franquista; la guerra fría y la revolución cubana, a la que se suma con una adhesión vibrante, no sin algunas notas críticas. Otros hechos íntimos le determinan: las tempranas muertes del hermano mayor y, tres años después, la del padre (1932), le llevan a responsabilizarse del grupo familiar (madre y dos hermanas), a la carrera de Derecho y al ejercicio de la abogacía. Este, para él, duro sacrificio será origen de las cíclicas depresiones que recorren su vida. Un primer libro, Cántico espiritual, de tono religioso, llama la atención en 1942. El salto se produce con Ángel fieramente humano (1950), auténtica revelación de la poesía de su época, confirmada con Redoble de conciencia (1951). Ante estos dos libros Dámaso Alonso halla en Otero “una capacidad idiomática condensadora” comparable “a las de un García Lorca y de algunos otros poetas de mi misma generación”, “a veces comparable al más angustiado y apretado Quevedo”. En 1955 Pido la paz y la palabra da voz a un nuevo protagonista: el pueblo español, inmensa mayoría a la que se dirige. El verso se adelgaza, apoyado en el Romancero y el Cancionero tradicional. La censura se ceba entonces en el poeta, lo que le lleva a una aparente reedición conjunta de Ángel... y Rodoble… bajo el título de Ancia (1958), con 48 poemas nuevos añadidos; a la edición bilingüe en París de Parler clair / En castellano (1959) y a la de Que trata de España (1964), también en la capital de Francia. Reflejo de sus estancias en los países socialistas, Cuba, Rusia, China, es Poesía e Historia (1964 – 1968), libro que la censura hace imposible y quedará inédito. Otero salva poemas en antologías decisivas como Esto no es un libro (1963), Expresión y reunión (1969) o Mientras (1970). En Cuba ha escrito las prosas sorprendentes de Historias fingidas y verdaderas (1970), obra de renovada madurez. Vuelto a España en 1968, comienza la escritura de Hojas de Madrid con La galerna, libros que solo la muerte cierra en 1979. Antes ha redactado una Historia (casi) de mi vidda (1969) y unas Nuevas historias fingidas y verdaderas (1971 – 72), con la audaz, serena y conquistada libertad de su última etapa. Se hacía ineludible clarificar toda la obra del gran poeta. Tras la entrega, en esta misma editorial, de Hojas de Madrid… (2012), se han vuelto a ocupar de esta Obra completa los profesores Sabina de la Cruz, depositaria de los papeles y última voluntad de Blas de Otero, y Mario Hernández, que ha colaborado con ella. El rigor de la edición va acompañado de textos y noticias complementarios que enriquecen la revelación definitiva del poeta. Por primera vez se reúne la Obra completa (1935 – 1977) de Blas de Otero. Este volumen unitario, de verso y prosa, acoge todos los libros que el poeta publicó en vida con otro póstumo, Hojas de Madrid con La galerna, anticipado por esta misma editorial, y otros dos que dejó inéditos: Poesía e Historia (verso) y Nuevas historias fingidas y verdaderas (prosa). Una sucinta, y también inédita, Historia (casi) de mi vida rinde cuentas de obra y biografía. Un complemento de poemas inéditos y dispersos desde su primera juventud redondea la visión de la poesía oteriana, minuciosamente dispuesta por Sabina de la Curz, su máxima estudiosa, que ha compulsado manuscritos e impresos para clarificar la obra de uno de los grandes poetas españoles del siglo XX.

Blas incita a un modo de estar o de ser, y engendra, mas nunca por la proximidad tribal de la persona, el raro vínculo de la fidelidad. Cayeron y caerán las mariposas deshojadas de las clasificaciones y las épocas. Blas es, él solo, una entera clasificación. Momento y época. Momento, nunca monumento. ¿Es Blas quizás el antimonumento? ¿Podría aguar con un brusco silencio la fiesta más solemne en su propia memoria, acaso un día declarada de interés nacional? Al fin, cuando ya haya pasado el tiempo falaz del abanico… y el muro blanco sea sólo blanco, Blas se hará más visible. Y así estará, sin pedestal ni altura, como fue y como es, como es difícil ser, secreto, verdadero, insobornable.

JOSÉ ÁNGEL VALENTE

Asustan la fuerza y la madurez de esta voz. ¿Hasta dónde se alzará esta “torre de Dios”, azotada por las tempestades? No sé. Dentro de la poesía desarraigada española, dentro de esta poesía en la que muchos buscamos angustiosamente nuestras amarras esenciales —¡no existenciales!—, estos libros de Blas de Otero son una maravillosa realidad. Y una larga esperanza.

DÁMASO ALONSO, en 195

Y aquí están sus versos. La tarea que Blas de Otero no pudo completar queda ahora en manos de sus lectores. Durante nuestro trabajo ha estado siempre presente el poeta y cuanto oímos de sus labios, atentos a cumplir su voluntad. Se sentirá bien acompañado por los inéditos rescatados del olvido, por los poemas de juventud, apenas recordados; por paisajes y figuras de sus viajes por el mundo. Poeta de la fraternidad y de la palabra, como confiesa en el último de sus poemas “dispersos”: ...aprendí palpando, pisando la vida iluminada, hundí las manos en el fondo de las palabras.

SABINA DE LA CRUZ